CONFESIONES A UN DIARIO

 

¿¿ Qué te ha pasado ??.
La temida pregunta sonó en su cerebro como un mazazo.
Nada, una tontería. Ésta fue su respuesta. Pero el moratón era tan evidente que su amiga Carmen la miró de una forma penetrante.
Llevamos varias tonterías seguidas. Por favor Lidia, dime, ¿qué pasa?

Rompió a llorar desconsoladamente. No podía hablar. Temblaba como una hoja sacudida por el viento
No me preguntes Carmen. No lo hagas. Ya te contaré. Mañana hablamos

Estas palabras volvían una y otra vez a la memoria de Carmen.
Si hubiese insistido. No la tendría que haber dejado marchar ese día. Maldito cabrón, así se pudra en la cárcel.

Lidia era una mujer guapa. De esas que al pasar llaman la atención y tenía un montón de pretendientes. Entre ellos Manuel. Un buen chico. De familia trabajadora. Muy formal y cariñoso. El otro era Cristóbal. De familia acomodada. Un truhan encantador. De esos de libro. Desde el primer momento la embaucó y encantó con sus lisonjas. A ella le gustaba más Manuel, pero en su casa le insistían en el tema del día de mañana. La estabilidad económica, etc etc

Que poco sabían de lo que se le venía encima.

DIARIO DE UN DOLOR

Hoy Cristóbal me ha pegado una bofetada. Me he quedado petrificada. No he podido ni llorar. Al cabo de un rato me ha pedido perdón llorando y me ha traído un ramo de flores. Creo que ha sido porque estaba nervioso y yo le he contestado un poco mal. Seguro que no se volverá a repetir.

Esta tarde ha vuelto a ocurrir. Estaba como loco y me ha tirado al suelo. Me ha insultado y al mismo tiempo me ha pateado. Al levantarme del suelo estaba sangrando y hemos tenido que ir a urgencias. La doctora no acababa de creerse lo de la caída por la escalera y ha intentado hablar conmigo a solas. No lo ha conseguido y yo no he tenido valor de decir la verdad. He perdido a nuestro hijo.

Le odio. Cuando oigo la llave en la cerradura me entran ganas de salir corriendo. Hoy me ha dicho que soy tan desgraciada que no puedo ni engendrar hijos y tendrá que buscarse a alguien que le haga padre. No me reconozco. Le deseo la muerte.
Si tuviese valor.

Así hasta tres años de diario.

 

Última anotación.

Mañana voy a ver a mi amiga Carmen. Tendré que disimular el morado del ojo y me pondré manga larga. No quiero que ella me pregunte. Ya no puedo fingir más.
Mi madre sigue diciendo que aguante, que cambiará, que es buen chico con mal genio, pero yo ya no puedo más. No sé a quien recurrir. Ni cómo empezar. Siento vergüenza de decir que soy una mujer maltratada. Por fin lo he dicho en voz alta.
Puede que realmente todo sea culpa mía y no haya sabido hacerle feliz
Esta noche le plantearé lo del divorcio y si se pone agresivo y me pega le diré que le voy a denunciar. Me iré de esa casa aunque tenga que dormir en la calle y mendigar. Voy a empezar una nueva vida.
Mañana, cuando sea libre, le contaré a Carmen mi calvario. Ahora no, no quiero preocuparla.

NOTICIA
Una joven aparece muerta con visibles signos de violencia. Se ha detenido a su marido como sospechoso de dicha muerte. Se cree ha sido un crimen por violencia de género. Una amiga suya denunció que no la localizaba en los teléfonos de contacto y al personarse en su domicilio no se creyó la historia sobre una caída que le contó su pareja.

Carmen llora desconsoladamente mientras se repite si yo lo hubiese sabido

Desgraciadamente, muchas mujeres sufren malos tratos en silencio y en otras ocasiones a pesar de los evidentes signos, los cercanos miran hacia otro lado.

Ni una Lidia más

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